Será el 15° viaje al exterior del Presidente desde que asumió; no está una agenda un encuentro bilateral, tal como ocurrió en Chile, Brasil, España y Estados Unidos
Por Jaime Rosemberg para La Nación
El presidente Javier Milei emprenderá el próximo viernes un nuevo viaje al exterior, el número 15 desde su llegada a la Casa Rosada. Viajará a México. Su agenda allí, en principio de solo dos días de duración, incluirá un encuentro con empresarios locales y su participación en otra cumbre de la Conferencia Política de Acción Concervadora (Cpac). No hubo invitación ni pedido para verse cara a cara con el presidente Andrés Manuel López Obrador en el Palacio Nacional, ubicado en el Zócalo de la capital mexicana.
La decisión de viajar a distintos países para recibir premios o participar de cumbres con políticos afines, sin encontrarse con sus pares, se repitió días atrás, cuando Milei se quedó, a pesar de un pedido de último momento, sin una reunión bilateral con el presidente chileno, Gabriel Boric, por lo que su llegada al país trasandino se limitó a un discurso en la conmemoración organizada por la empresa GasAndes, donde talla fuerte el empresario (y exempleador del Presidente), Eduardo Eurnekian. Por distintas razones, Milei tampoco vio al presidente socialista de España, Pedro Sánchez en sus dos pasos por aquel país; no se cruzó con el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva cuando llegó a Camboriú para participar de otra cumbre conservadora; tampoco concertó una reunión bilateral con el presidente demócrata de Estados Unidos, Joe Biden, a pesar de haber cruzado las fronteras norteamericanas en cinco oportunidades.
La constante -se dio, al menos, en esas cinco oportunidades- tiene pocos antecedentes en los últimos gobiernos, y forma parte, aseguran en la Casa Rosada y la Cancillería, del estilo presidencial. Un funcionario del gobierno de Cambiemos asegura que el ex presidente Mauricio Macri solía visitar al presidente o autoridad de cada país al que llegaba. “Lo contrario era la excepción, no verse con las autoridades de ese país se dio muy pocas veces”, comentó a LA NACION el exfuncionario de la administración macrista. También exfuncionarios del gobierno kirchnerista de Alberto Fernández destacan que el hoy cuestionado expresidente acostumbraba a encontrarse con su par en cada salida al exterior. “Por protocolo, y por seguridad, se avisaba antes, hubiera o no bilateral”, recordaba un exfuncionario albertista.
Sin sintonía
“Puede venir cualquier persona, presidente, dirigente de oposición, representante de los bloques de derecha que hay en el mundo y este es un país libre, no hay censura, no hay persecución, hay libertades plenas”, dijo López Obrador esta semana, en su conferencia de prensa diaria, en referencia a la llegada de Milei. Un viaje del que la diplomacia mexicana se enteró por los medios de comunicación, a una reunión organizada por el ex actor y cantante, hoy dirigente derechista, Eduardo Verástegui en la capital mexicana. El intercambio de mensajes subidos de tono entre ambos presidentes impidió, al igual que en otros casos, pensar en la posibilidad de un encuentro.
Al igual que con López Obrador-de buen vínculo con el kirchnerismo, y con una mirada diferente sobre las soluciones para Venezuela-la relación personal de Milei con Boric no permitió encontrar “un lugar en la agenda” del presidente chileno. “Fue todo muy desprolijo”, se quejaron en Santiago de Chile, luego de que el pedido de audiencia con Boric llegará tan solo una semana antes del viaje presidencial.
El desencuentro fue aún más patente en el caso de Brasil. Mientras aún espera que Milei le pida perdón por haberlo tildado de “comunista” y “corrupto”, Lula da Silva prefirió no verbalizar su enojo a principios de julio por el viaje de Milei, quien se encontró con su rival, Jair Bolsonaro, en aquel encuentro en el sur brasileño. De todos modos, y luego de encabezar la postura internacional dialoguista para intentar encontrar una salida negociada entre gobierno y oposición en Venezuela, Lula devolvió gentilezas con su encuentro, el martes, con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof. “Cada Presidente elige con quien se reúne”, contestó el portavoz presidencial Manuel Adorni a este diario, minutos antes de la foto entre el gobernador kirchnerista y el presidente brasileño.
Mientras la relación entre la Argentina y Brasil fluye a nivel diplomático y la pelea entre presidentes queda encapsulada, el vínculo con España transita un camino similar. “Lo que ocurre no es natural, la idea es retomar un vínculo pleno, pero para eso debe haber algún gesto”, afirmaron a este diario desde la diplomacia española. Ese gesto, improbable por el momento pero que se dio, por ejemplo, en el vínculo con Colombia, permitiría el regreso de un embajador o embajadora de España a Buenos Aires. En mayo, y tras esperar “disculpas” de Milei por haber insultado a su esposa Begoña Sánchez en un congreso del partido Vox, el presidente español ordenó el regreso a Madrid de su embajadora María Jesús Alonso.
A escasas semanas de las elecciones en Estados Unidos, y a pesar de la seguidilla de altos funcionarios demócratas que llegaron a Buenos Aires, la chances de una bilateral entre Milei y Biden son casi nulas, al margen de aquel breve saludo y apretón de manos en la cumbre del G7, en Italia.
La canciller Diana Mondino reiteró el miércoles pasado, en la reunión del Consejo de las Américas, que Estados Unidos e Israel son los “aliados naturales” del gobierno argentino. Sin embargo, el indisimulado favoritismo de Milei por el republicano Donald Trump (con quien sí se encontró Milei) puso un límite concreto al vínculo, con las elecciones norteamericanas de noviembre como hoja de ruta en la relación bilateral.
“El presidente Milei ha establecido la marca argentina en todos los lugares del planeta, es una estrella de la libertad en todo el mundo”, elogió el jefe de gabinete, Guillermo Francos, el miércoles en el Consejo de las Américas. “Puede ser que Milei como líder sea apreciado, pero hoy tenemos algún nivel de conflicto con casi todos los países importantes, algunos de ellos innecesarios, como con Brasil, España o muchos países árabes”, lo contradijo un diplomático presente en aquel evento. Las visitas a países sin pasar por los palacios presidenciales se inscriben, por cierto, en ese contexto.